domingo, 15 de septiembre de 2013




 1. Temporalidad de la vida

“El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como cedro en el Líbano.
Plantados en la casa de Jehová,
En los atrios de nuestro Dios florecerán.
Aun en la vejez fructificará
Estarán vigorosos y verdes,
Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto,
Y que en él no hay injusticia.” Salmo 92:12-15

Los frutos del justo están plenamente abarcados en La Palabra de Dios. En este pasaje el Señor afirma que aún en la vejez, cuando la energía disminuye y el cuerpo está cansado , el anciano tendrá vigor y dará buen fruto. Nuestro Padre Celestial lo dice y así es, no mas tienes que creer y hacerlo.

Nuestra vida pasa muy rápido. Podemos mirar hacia atrás y recordar nuestros tiempos de niñez y sus travesuras; nuestra época de juventud y sus inquietudes; nuestra época adulta y su experiencia, y pareciera que estamos repasando una película; y así es, es la historia de nuestra vida, la cual hemos ido escribiendo día a día, casi sin darnos cuenta del paso del tiempo.

“Los días de nuestra edad son setenta años;
Y si en los más robustos son ochenta años,
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
Porque pronto pasan, y volamos.”
Salmos 90:10

En este último verso, la Biblia señala lo pasajero de la vida terrenal, la rapidez de su paso. “Volamos”! ….has visto alguna vez un ave en lo alto, deslizándose a su antojo como pluma en el espacio?

Así, el alma un día volará a encontrarse de nuevo con el Creador de todo, pero mientras estamos acá, joven o viejo, adulto o anciano, hay un trabajo que hacer en la obra del Señor.

2. Qué dice la Palabra sobre la vejez? La Biblia nunca habla de una vejez desagradable y en abandono, Más bien señala que es una etapa bella y honrosa.

En 1ª Crónicas 29:28 dice de David: “Y murió en buena vejez, lleno de días, de riqueza y de gloria;

Proverbios dice
“Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”. Pr. 16:31
“La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” Pr. 20:29

3. Qué es la buena vejez? La “buena vejez” es saber que se ha cumplido con el deber, que Dios ha estado presente durante el trayecto de nuestra vida, que no nos ha desamparado y que hemos obedecido al Señor en lo que manda en su Palabra y que le hemos sido fieles en lo mucho y en lo poco.

Pablo ejemplifica esta actitud al decir a Timoteo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” 2 Timoteo 4:7.

Desde edad temprana el hijo de Dios tiene que aceptar que si Dios lo permite, llegará a viejo y si este es tu caso, amado lector, aún estás a tiempo de hacer o realizar aquello que aún no has hecho y que es la voluntad de Dios que hagas.

La pasividad es fatal . Uno puede llegar al momento de sentirse inútil. Lo hacemos inconscientemente. Y aparece el temor a convertirse en un estorbo para los seres queridos. El enemigo trabaja en nuestra mente si le damos cabida.

Esto no es para los hijos de Dios, quienes nunca estarán solos o abandonados: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” Salmos 27:10

El cristiano genuino debe ser capaz de convertir el tedio, el aburrimiento y la pasividad en tiempos de creatividad y bendición para los demás.

Filipenses 4:13 dice que “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Observe, querido(a) hermano(a), que no existe condición alguna para hacer, ni edad ni sexo, ni estudio ni posición social, por la simple razón de que es Cristo quien te da esa energía y fuerza.

4. Experiencia del adulto mayor

El adulto mayor ofrece un caudal de experiencia y sabiduría de la vida que el joven hace bien en aprovechar. Son una fuente de consejos y su saber es la mejor herencia que puede legar a las futuras generaciones.

La persona mayor tiene la posibilidad de involucrarse más activamente en la obra de Dios. Cuando el creyente está jubilado, ha recibido uno de los más costosos dones que concede el Señor: el regalo del tiempo. ¡Qué importante es que lo dedique al servicio de Dios! Esto redundaría en beneficio para sí mismo como también para las demás personas que están sedientas de palabras de vida.

Antes de partir, Jesús nos da la gran comisión: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)

Este mandato es para todos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, mujeres y hombres. Jesús no dijo, Ustedes….jovencitos Id y predicad el evangelio. Jesús dio esta comisión a todos, y si Jesús la dio a todos, incluyó al adulto mayor y al anciano…sabiendo que lo podían hacer. Dios es el que nos da la capacidad, no es un cuerpo y una mente joven o instruida, siempre recordemos eso!

El poder y señorío de Dios se revela en la edad avanzada, no importan las limitaciones y dificultades.

(1 Cor 1, 27-28) dice que “Dios ha escogido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes; y anular a quienes creen que son algo. De este modo, nadie puede presumir delante de Dios”

El Poder de Dios se revela también en la fragilidad de los cuerpos, ya no jóvenes, débiles, estériles o impotentes. Así, del vientre estéril de Sara y del cuerpo centenario de Abraham nace el Pueblo elegido.

Romanos 4:18-20 señala que “ El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,”

También, del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nace Juan el Bautista, precursor de Cristo.

Moisés es ya anciano(80 años) cuando Dios le confía la misión de hacer salir de Egipto al pueblo elegido. Las grandes obras realizadas en favor de Israel por mandato del Señor no las lleva a cabo en su juventud, sino ya entrado en años.

Nuestro Padre Celestial tiene una promesa para sus hijos fieles:

“Aun en la vejez fructificarán. Estarán vigorosos y verdes.” Salmo 92:14.

La Biblia no discrimina si la persona es joven o vieja, sino que a cada uno lo coloca en su sitio en la obra del Señor.

“Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares,
Hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
Y tu potencia a todos los que han de venir,”

Salmo 71:17-18

5. Honra al anciano

La Biblia reconoce, otorga y recomienda honor para el anciano cuando dice: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano.” Levítico 19:32. Este es un mandato, que debe ser obedecido.

“En los ancianos está la ciencia,
  Y en la larga edad la inteligencia.”
Job 12:12

De acuerdo a la Palabra de Dios, los ancianos deben ser valorados por su sabiduría, experiencia, saber, y conocimiento.

Recuerda, amado lector, el Señor no te dará una prueba que sea superior a tus fuerzas. Confía plenamente en El y digamos como el rey David:

“Jehová cumplirá su propósito en mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.”
Salmo 138:8


“Honra a tu padre y a tu madre”

11. ¿Por qué, entonces, no seguir tributando al anciano aquel respeto tan valorado en las sanas tradiciones de muchas culturas en todos los continentes? Para los pueblos del ámbito influenciado por la Biblia, la referencia ha sido, a través de los siglos, el mandamiento del Decálogo: “ Honra a tu padre y a tu madre ”, un deber, por lo demás, reconocido universalmente. De su plena y coherente aplicación no ha surgido solamente el amor de los hijos a los padres, sino que también se ha puesto de manifiesto el fuerte vínculo que existe entre las generaciones. Donde el precepto es reconocido y cumplido fielmente, los ancianos saben que no corren peligro de ser considerados un peso inútil y embarazoso.

El mandamiento enseña, además, a respetar a los que nos han precedido y todo el bien que han hecho: “ tu padre y tu madre ” indican el pasado, el vínculo entre una generación y otra, la condición que hace posible la existencia misma de un pueblo. Según la doble redacción propuesta por la Biblia (cf. Ex 20, 2-17; Dt 5, 6-21), este mandato divino ocupa el primer puesto en la segunda Tabla, la que concierne a los deberes del ser humano hacia sí mismo y hacia la sociedad. Es el único al que se añade una promesa: “ Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar ” (Ex 20, 12; cf. Dt 5, 16).
 
 
 
 
CARTA DEL SANTO PADRE
 JUAN PABLO II
A LOS ANCIANOS


A mis hermanos y hermanas ancianos!
 
No obstante, la experiencia enseña que, con la gracia del Señor, los mismos sinsabores cotidianos contribuyen con frecuencia a la madurez de las personas, templando su carácter. 
 
Con el nacimiento se fija una fecha, la primera de su vida, y con su muerte otra, la última. Es el alfa y la omega, el comienzo y el final de su existencia terrena, como subraya la tradición cristiana al esculpir estas letras del alfabeto griego en las lápidas sepulcrales. 
 
No obstante, aunque la existencia de cada uno de nosotros es limitada y frágil, nos consuela el pensamiento de que, por el alma espiritual, sobrevivimos incluso a la muerte. Además, la fe nos abre a una “ esperanza que no defrauda ” 
 
No obstante, aunque la existencia de cada uno de nosotros es limitada y frágil, nos consuela el pensamiento de que, por el alma espiritual, sobrevivimos incluso a la muerte. Además, la fe nos abre a una “ esperanza que no defrauda ” (cf. Rm 5, 5), indicándonos la perspectiva de la resurrección final. Por eso la Iglesia usa en la Vigilia pascual estas mismas letras con referencia a Cristo vivo, ayer, hoy y siempre: Él es “ principio y fin, alfa y omega. Suyo es el tiempo y la eternidad ”.(4) La existencia humana, aunque está sujeta al tiempo, es introducida por Cristo en el horizonte de la inmortalidad. Él “ se ha hecho hombre entre los hombres, para unir el principio con el fin, esto es, el hombre con Dios ”.(5)
 
En cierto sentido, es la época privilegiada de aquella sabiduría que generalmente es fruto de la experiencia, porque “ el tiempo es un gran maestro ”.(12) Es bien conocida la oración del Salmista: “ Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato ” (Sal 90 [89], 12).
 
Entre otros ejemplos de ancianos, quisiera citar la figura de Tobías, el cual, con humildad y valentía, se compromete a observar la ley de Dios, a ayudar a los necesitados y a soportar con paciencia la ceguera hasta que experimenta la intervención finalmente sanadora del ángel de Dios (cf. Tb 3, 16-17); también la de Eleazar, cuyo martirio es un testimonio de singular generosidad y fortaleza (cf. 2 Mac 6, 18-31).

9. En el pasado se tenía un gran respeto por los ancianos. A este propósito, el poeta latino Ovidio escribía: “ En un tiempo, había una gran reverencia por la cabeza canosa ”.(13) Siglos antes, el poeta griego Focílides amonestaba: “ Respeta el cabello blanco: ten con el anciano sabio la misma consideración que tienes con tu padre ”.(14) 
 
 
Si nos detenemos a analizar la situación actual, constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre. A causa de esta actitud, la llamada tercera o cuarta edad es frecuentemente infravalorada, y los ancianos mismos se sienten inducidos a preguntarse si su existencia es todavía útil. 
 
También la ancianidad tiene una misión que cumplir en el proceso de progresiva madurez del ser humano en camino hacia la eternidad. De esta madurez se beneficia el mismo grupo social del cual forma parte el anciano.
 
Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria. Los ancianos, gracias a su madura experiencia, están en condiciones de ofrecer a los jóvenes consejos y enseñanzas preciosas.
 
Desde esta perspectiva, los aspectos de la fragilidad humana, relacionados de un modo más visible con la ancianidad, son una llamada a la mutua dependencia y a la necesaria solidaridad que une a las generaciones entre sí, porque toda persona está necesitada de la otra y se enriquece con los dones y carismas de todos.

Es preciso convencerse de que es propio de una civilización plenamente humana respetar y amar a los ancianos, porque ellos se sienten, a pesar del debilitamiento de las fuerzas, parte viva de la sociedad. Ya observaba Cicerón que “ el peso de la edad es más leve para el que se siente respetado y amado por los jóvenes ”.(17)  


El espíritu humano, por lo demás, aún participando del envejecimiento del cuerpo, en un cierto sentido permanece siempre joven si vive orientado hacia lo eterno; esta perenne juventud se experimenta mejor cuando, al testimonio interior de la buena conciencia, se une el afecto atento y agradecido de las personas queridas. El hombre, entonces, como escribe San Gregorio Nacianceno, “ no envejecerá en el espíritu: aceptará la disolución del cuerpo como el momento establecido para la necesaria libertad. Dulcemente transmigrará hacia el más allá donde nadie es inmaduro o viejo, sino que todos son perfectos en la edad espiritual ”.(18) 
Mis queridos ancianos, que os encontráis en precarias condiciones por la salud u otras circunstancias, me siento afectuosamente cercano a vosotros. Cuando Dios permite nuestro sufrimiento por la enfermedad, la soledad u otras razones relacionadas con la edad avanzada, nos da siempre la gracia y la fuerza para que nos unamos con más amor al sacrifico del Hijo y participemos con más intensidad en su proyecto salvífico. Dejémonos persuadir: ¡Él es Padre, un Padre rico de amor y misericordia! Pienso de modo especial en vosotros, viudos y viudas, que os habéis quedado solos en el último tramo de la vida; en vosotros, religiosos y religiosas ancianos, que por muchos años habéis servido fielmente a la causa del Reino de los cielos; en vosotros, queridos hermanos en el Sacerdocio y en el Episcopado, que por alcanzar los límites de edad habéis dejado la responsabilidad directa del ministerio pastoral. La Iglesia aún os necesita. Ella aprecia los servicios que podéis seguir prestando en múltiples campos de apostolado, cuenta con vuestra oración constante, espera vuestros consejos fruto de la experiencia, y se enriquece del testimonio evangélico que dais día tras día. 
 
... El límite entre la vida y la muerte recorre nuestras comunidades y se acerca a cada uno de nosotros inexorablemente. Si la vida es una peregrinación hacia la patria celestial, la ancianidad es el tiempo en el que más naturalmente se mira hacia umbral de la eternidad.

 
A pesar de las limitaciones que me han sobrevenido con la edad, conservo el gusto de la vida. Doy gracias al Señor por ello. Es hermoso poderse gastar hasta el final por la causa del Reino de Dios.
El hombre está sumido en el tiempo: en él nace, vive y muere. Con el nacimiento se fija una fecha, la primera de su vida, y con su muerte otra, la última. Es el alfa y la omega, el comienzo y el final de su existencia terrena, como subraya la tradición cristiana al esculpir estas letras del alfabeto griego en las lápidas sepulcrales
“El tiempo es un gran maestro”.(12) Es bien conocida la oración del Salmista: “ Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato ” (Sal 90 [89], 12).
Depositarios de la memoria colectiva

9. En el pasado se tenía un gran respeto por los ancianos. A este propósito, el poeta latino Ovidio escribía: “ En un tiempo, había una gran reverencia por la cabeza canosa ”.(13) Siglos antes, el poeta griego Focílides amonestaba: “ Respeta el cabello blanco: ten con el anciano sabio la misma consideración que tienes con tu padre ”.(14)

Si nos detenemos a analizar la situación actual, constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre. A causa de esta actitud, la llamada tercera o cuarta edad es frecuentemente infravalorada, y los ancianos mismos se sienten inducidos a preguntarse si su existencia es todavía útil.
También la ancianidad tiene una misión que cumplir en el proceso de progresiva madurez del ser humano en camino hacia la eternidad. De esta madurez se beneficia el mismo grupo social del cual forma parte el anciano.
 
Los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria. Los ancianos, gracias a su madura experiencia, están en condiciones de ofrecer a los jóvenes consejos y enseñanzas preciosas

 
 
 
                                                 ¨No te detengas”
De la Madre Teresa de Calcuta
Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tú espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!


Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado.

Quevedo




El joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones.

Olliver Wendell Holmes




Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será.

Miguel de Unamuno




Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.

Ingmar Bergman




La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza.

Proverbio Hindu




En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos.

Marie von Ebner Eschenbach




La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando eramos niños.

Frederich Nietzsche




Una bella ancianidad es, ordinariamente la recompensa de una bella vida.

Pitágoras




El viejo no puede hacer lo que hace un joven; pero lo que hace es mejor.

Cicerón




Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida.

Pablo Picasso




Se es viejo cuando se tiene más alegría por el pasado que por el futuro.

John Knittel




Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes.

William Shakespeare




Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven.

Oscar Wilde





 




El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.

André Maurois




Las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara.

Michel Eyquem de la Montaigne




Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.

Georg Christoph Lichtenberg




Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta.

Salvador Dalí




Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.

Ernest Hemingway




Saber envejecer es la obra maestra de la vida, y una de las cosas más difíciles en el arte dificilísimo de la vida.

Amiel




No puede haber cosa más alegre y feliz que la vejez pertrechada con los estudios y experiencias de la juventud.

Cicerón




Los árboles más viejos dan los frutos más dulces.

Proverbio alemán




Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.

Cicerón




Si quieres vivir largamente, vive viejo.

Erik Satie




Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo pronto.

Cicerón




Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir.

Fernando de Rojas




Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo.

Sófocles




El elixir de la eterna juventud está escondido en el único lugar en donde a nadie se le ocurre buscar, en nuestro interior.

F. Javier González Martín




Las expectativas adversas que existen hoy sobre la vejez, casi siempre están basadas en la ignorancia o en premisas falsas.

Luis Rojas Marcos




Hoy, sólo con una dosis moderada de prevención, la expectativa de una vida completa y saludable no es el privilegio de unos pocos sino la suerte de la mayoría. Por eso las muertes prematuras resultan especialmente chocantes, indefendibles y crueles.

Luis Rojas Marcos


     
              De Oneyda Cayetano S. :
    ¨Ayudemos a la generacion de envejecientes de hoy o la de nosotros será peor¨

    ¨LOS ENVEJECIENTES SON LA RAIZ Y EL TRONCO DE LA FAMILIA, NO LE DEMOS LA ESPALDA¨

    HOGAR DE ANCIANOS
    ¨UN HOGAR DE ANCIANOS ES COMO UNA CARCEL CON LA DEFERENCIA DE QUE ELLOS (LOS ANCIANOS) NO HAN COMETIDO NINGUN DELITO CONTRA LA LEY, SINO SER  PERSONAS ENFERMAS QUE NO PUEDEN RESOLVER NINGUN PROBLEMA A LA FAMILIA, POR LO QUE LOS ABANDONAS, SIN PENSAR QUE SON SANGRE DE SU SANGRE Y PARTE DE LA HISTORIA DE SUS FAMILIAS, Y DE LO MAS GRANDE QUE EL SEÑOR NOS HA DADO¨.
     
    Oneyda Cayetano S.
    Presidenta Fundacion Oneyda Cayetano